“La crisis de los refugiados no se lleve por delante el sueño de la Europa unida y solidaria. El corazón del viejo continente llevaba décadas sin ser así interrogado. Toca apretujarse junto a la llama fraterna. El invierno es tiempo de encender fuegos y abrir puertas, no de sembrar alambradas, sin embargo el cielo de Alemania se nubla a menudo estos días. Es el humo negro de nuestro individualismo que sale de los establecimientos para refugiados ardiendo; es la oscura niebla de la incomprensión, del desconocimiento de que toda civilización que se precie no echa candados, no se acoraza.”
* Imagen de ayer mismo. Campamento de refugiados junto ala frontera de Macedonia. Fuente: “El País”