
Peregrino

Vengan en tropel, cabalgando, todos esos amaneceres sin bombas, todos esos soles sin sangre, todas esas humanidades sin ira… Nuestro aliento sigue detenido, nuestra esperanza en vela, firme, insobornable. ¡Somos Siria, esa misma que hoy que asoma del refugio, se agarra al punto de luz y bendice la Vida!
“La crisis de los refugiados no se lleve por delante el sueño de la Europa unida y solidaria. El corazón del viejo continente llevaba décadas sin ser así interrogado. Toca apretujarse junto a la llama fraterna. El invierno es tiempo de encender fuegos y abrir puertas, no de sembrar alambradas, sin embargo el cielo de Alemania se nubla a menudo estos días. Es el humo negro de nuestro individualismo que sale de los establecimientos para refugiados ardiendo; es la oscura niebla de la incomprensión, del desconocimiento de que toda civilización que se precie no echa candados, no se acoraza.”
* Imagen de ayer mismo. Campamento de refugiados junto ala frontera de Macedonia. Fuente: “El País”
Seguramente ninguna de las dos cosas, seguramente un interrogante en el camino para la reflexión impostergable. Quizás debamos pensarlo dos veces antes de lanzarle a la canciller Merkel nuestro siguiente dardo más o menos lacerante. La crisis de los refugiados le ha generado un importante descenso en la estimación del voto favorable, pero ella parece más pendiente de otros números, está más interrogada por el aumento de las cifras de quienes huyen del horror y plantan sus tiendas “quechua” en mitad del barro y la nada.
La crisis de los refugiados no se lleve por delante el sueño de la Europa unida y solidaria. El corazón del viejo continente llevaba décadas sin ser así interrogado. Toca apretujarse junto a la llama fraterna. El invierno es tiempo de encender fuegos y abrir puertas, no de sembrar alambradas, sin embargo el cielo de Alemania se nubla a menudo estos días. Es el humo negro de nuestro individualismo que sale de los establecimientos para refugiados ardiendo; es la oscura niebla de la incomprensión, del desconocimiento de que toda civilización que se precie no echa candados, no se acoraza. Al fin y al cabo, el dilema del común hogar europeo más o menos abierto, no se dirime sólo en el Bruselas de allá lejos, también en nuestro propio y personal gobierno, más íntimo, más de adentro.
Del 24 al 28 de Marzo del 2016 en Artegoxo (Artaza-Navarra)
Compartimos lo muy poco que vamos comprendiendo, la exigua luz que nos alcanza no la retenemos. No sentamos cátedra, contagiamos corazón e intuición, atisbos de superior sabiduría. Nunca la última palabra, sí la que nos llega y nos llena hasta el punto de querer derramarla…
Ensayaremos fraterna convivencia en Semana Santa, en medio de un bosque que comienza a despertar tras su letargo invernal. Al calor de una chimenea abriremos en círculo de palabra. Nos reunimos para compartir los atisbos de superior sabiduría que nos van alcanzando.
Experimentamos igualmente la vida comunitaria. Compaginaremos los círculos de enseñanza con danzas meditativas y del mundo a cargo de Selene. La convivencia la completarán los paseos meditativos por el hayedo y los cantos. Todo ello en un ambiente de cooperación y colaboración en las labores.
Por ellas y su latido que en el vientre bombeó esperanza. Por ellas, por sus labios que al alba nos dieron ternura, por sus pechos que nos dieron vida, por sus sudores que nos dieron pan… Por ellas, por sus sonrisas que hoy nos siguen dando alas, por sus guiños que siguen tentando eternidad…
Por las que son aquí, por las que nunca han partido, por las que están llegando… Por ellas y sus derechos incontestables allí donde aún son pisoteados. Por ellas y las veces que nosotros no fuimos esperanza, ni ternura, ni promesa, ni alas, ni vida… A ellas siempre, siempre gracias.
8 de Marzo. Día mundial de la mujer trabajadora.
El mayor desafío que atiende el ser humano es la superación del ancestral paradigma de la confrontación. No conviene entregar nuestra energía, nuestra fuerza, nuestro corazón a quien alimente cualquier género de humana contienda. No conviene otorgar nuestro apoyo a quienes hacen causa de la disputa con sus congéneres.
Nuestra causa es la hermandad humana, nuestra máxima es la unión de todos los seres por encima de sus credos e ideologías. No nos dejaremos seducir por el renovado llamado a las batallas en las que ya participamos. Esas batallas han muerto para siempre. Enterramos en el mismo agujero banderas y nostalgias. La inercia del pasado no tomará las riendas de los nuevos días. Hemos renacido a una nueva vida y nuestra causa es ahora la de la no ofensividad, la de las correctas relaciones, la del cooperar y el compartir.
Sí, es cierto que Jesús sacó a los mercaderes del Templo, pero su firmeza era ante la usura, su ira no era para con los usureros. No nos confundamos. No arrimemos al Cristo a nuestra particular “kale borroka”. Él jamás concibió barricadas. Si para algo vino, fue precisamente para desmontar todas las barricadas humanas.