Torpe gobierno aquel preñado por el espíritu de la revancha, que no avanza con la historia, que actúa como si los tiempos no hubieran radicalmente cambiado y el sol no se hubiera por fin alzado, tras muchas décadas, sobre nuestras montañas. Torpe gobierno aquel que actúa como si la paz y la armoniosa convivencia no hubieran por fin tomado nuestras plazas, calles y avenidas, que pretende enterrar y no fomentar la aurora, que trata de boicotear y no alentar el encuentro entre los dispares; que sigue deteniendo, persiguiendo y juzgando como si aquí no hubiera pasado nada, como si las armas no hubieran callado, como si la esperanza no ardiera irreductible en nuestros corazones…
No, seguramente no son ángeles quienes inflan globos naranjas ante los jueces de Madrid, ni quienes se parapetan tras firmes murallas humanas, pero el PP no puede ser más ciego… ¿Cómo se puede burlar hasta tal punto la voluntad de un pueblo que quiere mirar para adelante y cerrar para siempre tan triste pasado?
El ministro del interior afirma que es una paradoja que la izquierda abertzale utilice métodos ghandianos, refiriéndose al muro no violento (“Herri harresia”) que sus agentes han asaltado en Pamplona. La verdadera paradoja es cómo se pueden mantener en el gobierno unos mandatarios tan sordos e insensibles al clamor casi unánime de este pueblo en favor de la reconciliación. ETA debe anunciar sin dilación alguna su disolución y atreverse con el “mea culpa”. El Gobierno de Madrid ha de saber mirar al mañana y no intentar, por todos sus medios, de mantenernos en esa oscura página que tanto deseamos olvidar.